lavilla

Entre la tierra y el mar, la marejada y la clama, se alza esta casa de situación privilegiada, que se integra como un elemento más en la belleza singular de este sorprendente paraje. El sol, el susurro del Mediterráneo, penetran libremente a través de las estancias y convierten esta obra en un paraíso totalmente volcado a su entorno inmediato, pero escondido del ruido y el ajetreo más lejano.

La secuencia de los pilares estructurales configuran en la planta baja, el gran porche con vistas al mar y hace surgir lugares sombríos iluminados indirectamente por el blanco obligado de la fachada dada la intensidad propia del clima mediterráneo. En cuanto a la parte superior, se suceden terrazas y salidas que, sin entorpecer el conjunto arquitectónico, permiten admirar el paisaje, ofreciendo unas vistas fabulosas.

En la fachada principal de esta casa destacan la entrada a la vivienda, marcada por unas escaleras de barro sobre el suelo de pizarra, y el porche, que se constituye como nexo de unión entre la parte de dentro y la de fuera de la construcción, dadas sus cualidades de antesala con respecto a los dos ámbitos. El bello jardín que la rodea se extiende, por su parte, hasta formar parte del agua, y la luz que penetra por todos los rincones de la residencia impone espacios diáfanos que se prolongan sin interrupciones en la naturaleza y que consiguen el anclaje de la edificación en su entorno privilegiado.

Tanto el paisaje como las piezas artísticas se han elegido teniendo un esmerado cuidado en la definición y limitación de los materiales para los acabados. Para los exteriores, se ha utilitzado la piedra natural del terreno; así mismo se ha empleado para los bancales y el vallado, consiguiendo una agradable continuación del entorno en la casa. La pintura blanca cubre los revocos y las carpinterías y la tradicional teja árabe viste la cubierta. En los interiores, las paredes y los techos aparecen pintados de blanco, los azulejos presentan tonalidades de crema y los mármoles, también blancos, son propios del país. Todos los pavimentos se han recubierto de gres y la carpintería, al igual que en el exterior, se ha pintado de blanco. El mobiliario, escaso, es de lineas sencillas y funcionales y ha sido colocado respetando las características diáfanas del espacio donde, sin duda alguna, la luz natural es la gran protagonista.

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